Últimos días: el final de un viaje
La historia de una promesa. Yeye.
Lo prometido es deuda:
Nos quedaban un par de historias que contar. Esta se ha retrasado por dos razones importantes, la primera porque nos faltaban las imágenes que ilustraban los mejores momentos de la historia y la segunda es porque la aventura con Yeye merecía su propio capítulo.
Una de nuestras misiones en las islas consistiría en anestesiar a Yeye para sacar un cultivo de un absceso que no se cura desde hace muchas semanas. Pero Nada más despertarnos Rebeca nos dice que Yeye se “ha escapado”.
Aclaramos que cuando habla de escaparse se refiere a que en una isla de 80 hectáreas Yeye ha decidió entrar en los 500 metros cuadrados de la isla que están preparados para los humanos, un pequeño recinto con las casas de los cuidadores y el acceso al dormitorio de los chimpancés.
Sin desayunar si quiera nos vamos en la lancha a evaluar la situación. Los cuidadores están intentando convencer a Yeye para entrar de nuevo en el dormitorio, pero no lo consiguen, se está divirtiendo mucho más con un cubo y un cepillo que hay en el muelle, le vemos limpiar el suelo, el cubo e incluso limpiarse los pies.
Parece que vamos a tener que intervenir, podríamos intentar sedar a Yeye, Rebeca nos propone hablar del plan mientras desayunamos.
Con un café, pan tostado y fruta en la mesa evaluamos las opciones, estamos entre una sedación por vía oral, mezclando los anestésicos con sirope, o intentar inyectarle la sedación si las condiciones de acercamiento nos lo permiten.
Tras el desayuno algunas nos quedamos en las cabañas, somos conscientes que ir demasiados es complicar la situación. El resto junto con Rebeca y Hugo el enfermeros que trabaja con ella, se montan en la lancha y vuelven a la isla.
Al llegar a la isla el panorama ha cambiado mucho, ya no se encuentran con el tranquilo Yeye jugando con el cubo, sino con un muy muy muy enfadado chimpancé corriendo por la isla, persiguiendo a sus cuidadores con no muy buenas intenciones.
Justo al llegar ven como uno de los cuidadores se tira al agua, Yeye acaba de morder a uno sus compañeros y ahora va a por él. Vemos cómo al otro cuidador le sangra el brazo.
De las cuatro personas que había en la isla quedan tres y uno de ellos herido. Al ver que no pueden hacerse con la situación y que Yeye cada vez está más agresivo, corren hacia el muelle en busca de la piragua para ponerse a salvo. Dos de los cuidadores lo consiguen, pero el herido no llega a tiempo y se encuentra en medio del muelle solo y sin medios para poder escapar.
De repente Yeye aparece brincando y colgándose para llegar hasta él y gracias al grito de Paloma “¡¡¡CUIDADO!!!” saltó al agua y consiguió ponerse a salvo.
Ya están los cuatro cuidadores juntos y a salvo y Yeye solo en la isla. Rebeca acerca la barca a la isla para intentar tirar el bote con sirope a Yeye y que se tome el sedante, pero... una piedra del tamaño de un melón cae justo al lado nuestro, Yeye ha decidido jugar al baloncesto y la lancha es la canasta. No es buena idea acercarse más.
Un poco agobiados con la situación y sin saber qué podemos hacer nos quedamos a una distancia prudencial evaluando qué opciones tenemos.
Hugo, que hasta ahora mantenía silencio, dice muy convencido: “Yo puedo ir nadando hasta la orilla y puedo dejar el bote de sirope al alcance de Yeye”.
No nos parece una buena idea, no os lo hemos contado hasta ahora, pero los rios no son del todo seguros en la zona y suelen estar habitados por cocodrilos, además el tiro al blanco con piedras de Yeye hace que sea una misión bastante arriesgada.
Pero Hugo está convencido de poder hacerlo y convence a Rebeca. Se tira al agua llevando consigo el frasco con el sirope y el sedante. Llega a la orilla y empieza a llamar a Yeye que al oír a Hugo se acerca, los nervios están a flor de piel.
Yeye aún no está tranquilo, pero a la voz de Hugo que le llama se acerca con curiosidad a la orilla, Hugo le está ofertando el delicioso manjar de sirope y sedante y a Yeye parece que le apetece probarlo. Atónitos observamos cómo Hugo no se lo da en la mano, se lo acerca a la boca y se asegura de que se lo tome, ¡¡¡misión cumplida!!!
Yeye agradece a Hugo el delicioso manjar y le coge la cabeza con ambas manos, Hugo está tranquilo, los de la barca no tanto porque la exposición de Hugo es total, a merced del humor de Yeye. Empiezan a hacerse “grooming”, ambos están conectados en ese momento, y poco a poco a Yeye le está haciendo efecto el sedante, tenemos que intentar proceder con la anestesia antes de que se le pase la sedación. Para poder llegar hasta ellos con la medicación decidimos utilizar el mismo sistema que nos ha funcionado, ir a nado.
Uno de los cuidadores se acercará con la jeringa hasta la orilla, pero Yeye no puede ver que la lleva consigo o se puede mosquear. El propio cuidador es el que decide esconder la jeringa en un calcetín y llevarlo en la boca para esconderlo y que se moje lo menos posible.
Las imágenes que compartimos con vosotros lo dicen todo. Tres primates, haciéndose “grooming” esperando el momento en el que poder usar la anestesia para que Yeye no sospeche nada y si es posible ni note si quiera el momento de la inyección.
Y así fue, Hugo consiguió ponerle la anestesia a Yeye y pronto lo teníamos dormido completamente, lo que nos permitió en primer lugar hacerle un chequeo, tomar la muestra del abceso, hacerle una cura y regresarlo al dormitorio tras revertir la anestesia.
Una aventura de película que nos deja un sabor de boca agridulce, por el susto que pasaron sus cuidadores y el mordisco que se llevó uno de ellos. Pero con la alegría de haber cumplido la misión, por haber podido presenciar el buen hacer de los profesionales que allí trabajan, y los conocimientos, la valentía y templanza que demostraron ante una situación de tanto riesgo como la vivida.
Nuestro protagonista humano de esta historia sin duda es Hugo. Toda nuestra admiración.
Hugo quiere estudiar veterinaria y en Congo no hay Facultades, y vamos a hacer todo lo posible para que estudie con nosotros en la Complutense. Con lo que hoy ha demostrado, estamos seguras de que conseguirá todo lo que se proponga en la vida.