Días 3 y 4: la Aventura Continúa

Point Noire, Benzemá, Rafael y una sorpresa muy especial

Al amanecer en Point Noire teníamos mucho que preparar.

Viajaremos a Tchimpounga llevando con nosotros a Bemzemá y a Rafael. No sabemos aún el día de regreso, así que hay que pasar a recoger provisiones por alguno de los mercados locales (la fruta aquí sabe a fruta de verdad).

Tchimpounga está a una hora en coche, pero justo antes de llegar Rebeca nos tiene preparada una sorpresa. Paramos en una instalación de animales que no esperábamos ver aquí: ¡perros! Se trata de un grupo de perros que Rebeca ha entrenado para vigilar las aduanas de los aeropuertos y las reservas con las que trabajan. Estos perros son capaces de detectar pelo de chimpancé, escamas de pangolín, marfil y otros muchos animales que cazadores furtivos pretendan llevarse vender en el mercado negro.

Entre estos perros está Rick, un pastor Alemán, y Limón, un perro congoleño, que se unen al grupo en este viaje, ¡ya somos 9!

Rick, se quedará con Rebeca tras jubilarse. Y Limón es un rubiales muy cariñoso y enamorado de las personas, pero cuyo entrenamiento está siendo complicado, así que viajará con nosotros de vuelta a España el día 20. ¡Aprovechamos para anunciaros que buscamos casa de acogida o adopción para Limón (promete contaros en detalle todas las aventuras del viaje)!  ¿Te animas o conoces a alguien que pudiera adoptarle? Id movilizando a vuestras amistades por favor.

Llegando a Tchimpounga ya se ven las instalaciones con los chimpancés. Los hay de todas las edades: bebés, adolescentes y adultos. Pero hay otros muchos animales de diferentes especies. Monos, entre ellos tres monos verdes que serán los compañeros de Benzema, dos cerditos (Potamochoerus porcus) con una extremidad amputada resultado de las trampas de los cazadores furtivos, y hasta un pangolin que ya está listo para su reintroducción.

Nos cuenta Rebeca que esto es debido a que el Proyecto de los Ecoguardas con perros entrenados ha dado su fruto y cada vez son más los animales requisados que se vuelven a llevar a la selva, aunque en ocasiones hay que tenerlos un tiempo bajo cuidados veterinarios antes de liberarlos.

Benzema y Rafael ya están instalados en Tchimpounga. Rafael nos sigue preocupando mucho, no ha querido comer nada desde que está con nosotros, está completamente deprimido al haber perdido a su pareja y se he quedado sin plumas (bueno en realidad le quedan dos). Confiamos en el buen trabajo de María y Ale, las veterinarias encargadas del campamento central y las islas del Instituo Jane Goodall.

Probablemente recordéis que ayer os hablábamos de Tiffani la responsable de la organización PALF en Brazzaville y os anunciábamos una sorpresa, pues aquí va: Hace unos meses conseguía requisar 30 loros que se encontraban cautivos en bidones de plástico. Pues hoy es el día de comenzar con su proceso de reintroducción. Lo primero es microchiparlos y anillarlos. Además, se evalúa su estado sanitario tomando hisopos de cloaca y buche, examen sanguíneo y genético y se procede a su desparasitación. 

Posteriormente viajarán a una de las islas que el Instituto de Jane Goodall gestiona para la liberación de especies que viven es este entorno, donde pasarán una semana en las instalaciones de aclimatación, para posteriormente ser liberados.

La experiencia del manejo de estas hermosas aves y la emoción de saber que dentro de una semana presenciaremos su liberación es indescriptible.

Llegan las 15h, toca sesión de Mbolo, una chimpancé que hace cuatro meses apareció en estado comatoso sin saber la causa. Paloma va a hacer un examen neurológico y revisar el tratamiento.

Al finalizar evalúan las imágenes del TAC y con gran alegría Paloma nos confirma que no hay ninguna lesión grave. Debe seguir con su fisioterapia pero lo más probable es que mejore con el tiempo.

Casi se nos hace de noche, pero conseguimos terminar todo para liberar al pangolín que los eco-guardas habían encontrado en un coche de un cazador furtivo. Esta vez la encargada de hacer la liberación fue Luna, quien se adentró en una zona de selva, buscó un árbol con un termitero y procedió a dejarle en libertad. Fue muy emocionante.

La zona de liberación debe estar perfectamente controlada. De ello se encargan el equipo de ingenieros medioambientales Enrique y Silvia que tienen perfectamente localizados los puntos concretos donde ya se han liberado animales de cada especie y aquellos donde se puede realizar reintroducción.

Acabamos el día con un atardecer increíble. No pudimos resistir hacernos una foto en el todoterreno para inmortalizar ese momento maravilloso.

El cuarto día amanecimos pronto. Aquí anochece a las seis de la tarde y los días son muy intensos, así que vivimos con el sol prácticamente.  A las seis ya estábamos todos en pie (también ayudó que los chimpancés duermen al lado de las casas y ya pedían insistentemente el desayuno).

Comimos algo para coger fuerzas y enseguida comenzamos con el trabajo. Había mucho por hacer.

Comenzamos por el “Health-Check” de Benzemá. Tras anestesiarlo se hace un pesaje, exploración general, extracción de sangre, hisopado de laringe y recto, toma de muestra de heces, y lo más curioso, la prueba de tuberculina, de gran importancia para confirmar que está libre de tuberculosis, ¡se pone en un párpado!

Después, participamos en la “inauguración” de una nueva instalación. Tres chimpancés procedentes de Angola estrenan este recinto nuevo que es enorme y está lleno de columpios y estructuras para que puedan subirse y balancearse. Es un procedimiento delicado porque cualquier cambio de lugar en esta especie puede hacer que se asusten e intenten escaparse. Afortunadamente no fue el caso, les encantó.

Nuestra siguiente misión del día es ponerle un implante anticonceptivo a Lemba. Estos implantes se colocan en todos los chimpancés hembra del centro, y se retiran antes de introducirlos en su hábitat natural. Como hay que anestesiarla se aprovecha a hacer un examen completo de salud y se aprovecha también para evaluar su grupo sanguíneo, Lemba es A+.

Para finalizar la jornada de trabajo cambiamos de especie y nos vamos a la zona de mandriles. Tenemos que juntar a dos bebés que llevan un mes en Tchimpounga en una instalación mucho mayor que alberga otros compañeros con los que podrán hacer un grupo estable antes de liberarlos. Estos procedimientos tienen el peligro de que el grupo más grande no los acepte y les intenten atacar. Es muy curioso observar las reacciones de todos, y como los cuidadores te van contando el carácter de cada uno de ellos.

El trabajo que se hace en Tchimpounga es maravilloso, y todos los días hay un montón de labores y actividades a realizar de las que solo te haces consciente una vez estás allí y vives la experiencia. Nuestra admiración es absoluta.

Finalizamos el día en las islas. Dormimos allí porque mañana hay que madrugar mucho para afrontar una intensa jornada de trabajo. El puerto donde embarcamos no está lejos, pero la logística es peculiar. En cada desplazamiento además de todo el equipo y nuestros dos ayudantes Rick y Limón, tenemos que llevarnos ropa, comida, agua, material de trabajo, y en esta ocasión hasta el motor de la barca de Rebeca. Aun así, cabemos todos en una sola lancha que va hasta arriba eso sí. La travesía al atardecer no deja cautivadas.

El viaje no puede estar siendo más sorprendente, cada día es diferente e intenso. Ahora entendemos eso de que un día en Congo equivalen a tres en España.


Día 3 y 4